domingo, 6 de enero de 2008

Noche de Reyes



Esta noche está cargada de dulces y esperanzadores sueños. La chavalería se ha ido pronto a la cama, con la ilusión en los ojos y la esperanza en sus rostros. Muchos niños y niñas no celebran la navidad. Casi no celebran nada. A veces los Reyes Magos no son tres, ni vienen en camellos, ni siquiera vienen de Oriente. Para algunos niños, su rey mago es un profesor – Luís Humberto Soriano - y llegaba todos los fines de semana a lomos de Alfa y Beto, sus dos asnos. Ahora casi después de 8 años, su idea del Biblioburro se ha extendido por muchos lugares de su país, cuenta con apoyo del gobierno, y el biblioburro forma parte de la red de bibliotecas públicas colombianas. Este profesor quijotesco ha contribuido con su mérito y su interés desinteresado a que los libros más útiles – desde diccionarios a pequeñas enciclopedias, obras de literatura y cuentos – llegasen allí donde la cultura no llegaba por falta de medios de comunicación: o sea, por falta de carreteras. Es curioso, pero ahora este hombre que abrió las puertas de su casa a los lectores – consiguió reunir una biblioteca de más de 5.000 volúmenes, muy visitada y que él mismo atendía – ha dejado de ser maestro; no se le renovó el contrato. Eso sí, se le condecoró con la distinción de Ilustre en el departamento de La Magdalena (Colombia), donde ejercía como maestro a diario y por donde llevaba los fines de semana su “biblioteca rural en burro” a los indígenas del altiplano. Su obra, su iniciativa, forma parte ya de la política cultural de promoción de la lectura, de su país.
Ojala también aquí viniesen los reyes en biblioburros, nos dejasen libros y una nota: “léelo y pásalo”, para que donde no llegan los burros, lleguen a otros niños, al menos, los libros.