martes, 20 de marzo de 2007

Espacios para la cultura y el ocio

Necesitamos espacios: para la lectura, el ocio… Espacios colectivos que nos permitan comunicarnos con los demás, que humanicen nuestras ciudades, que sean lugares donde la convivencia ciudadana forme parte de la cultura, la educación y el recreo. Vivimos en una “sociedad del ocio”, o a ella nos dirigimos. Pero más allá de la búsqueda de llenar nuestro tiempo libre de forma individualizada podríamos plantearnos si en realidad disponemos de espacios que conjuguen nuestras necesidades e intereses con los del resto, compartiendo así nuestro tiempo, generando lazos sociales que seguro redundarán en beneficio de todos.

En política se suele olvidar un colectivo que, por las necesidades del mundo de hoy, está desfavorecido y tiene una problemática especial: infancia y adolescencia.

El acceso universal a la cultura y la educación es un derecho inalienable que los poderes públicos deben garantizar y – lo más importante – proporcionar en igualdad de condiciones para toda la sociedad. Las necesidades específicas de cada grupo son diferentes, y de ahí la importancia que juegan – creo yo – los ayuntamientos en establecer políticas y mecanismos a favor del desarrollo cultural inclusivo. Frente a la marginación, la inactividad o simplemente la desidia (siempre justificada por la falta de recursos) debería imperar la innovación y la voluntad firme de cumplir con la sociedad lo que ésta demanda. Sirvan de ejemplo el amplio desarrollo que las “ludothèques” tienen en Francia (más de 2.000) contempladas en la política cultural del programa a la presidencia francesa de Ségolène (como uno de los motores de creación de empleo cultural), o el compromiso de Soraya Rodríguez - candidata a la Alcaldía de Valladolid - en su decálogo a favor de "un desarrollo urbano sostenible, adecuado a las necesidades de conciliación de responsabilidades personales, familiares y profesionales de la vida cotidiana, que diseñe los espacios para la vida y la relación de las personas en toda su diversidad".

Las ludotecas y centros de tiempo libre son una alternativa – ampliamente probada y de éxito - donde se desarrollan una labor educativa y cívica a través del propio juego, de los juguetes y de los espacios, ya que el desarrollo infantil está directamente vinculado con el juego. Jugar es divertirse, investigar, crecer, descubrirse a si mismo, observar y desarrollarse física, intelectual, social y emocionalmente. Y lo que es también importante, son centros que propician la creación de lazos sociales, de sentimiento de “pertenencia a un grupo” – algo muy importante en la etapa juvenil – que identifica al individuo y lo posiciona dentro de unos valores comunes, una convivencia y un sentimiento de empatía que le ayudará a madurar emocional y socialmente, integrándolo y alejándolo del aislamiento que supone una falta de alternativas de ocio en su localidad.

Las Ludotecas son lugares en que el niño/a puede obtener juguetes en régimen de préstamo y donde pueden jugar por mediación directadel juguete. Son centros especializados que dinamizan la sociedad, no sólo a niños/as sino a jóvenes donde hay cabida para el juego colectivo, la animación sociocultural, la creación artística, etc.

Un poco de historia: La primera ludoteca – toy loan – nace en 1934 en Los Angeles, como centro que presta juguetes, y no será hasta la publicación en 1959 de la Carta de los Derechos del Niño (UNESCO) que no comience su difusión por Europa (Dinamarca, 1959; Suecia, 1963; Francia, 1967, etc.). En España surge – gracias a la iniciativa de l’Associació de Veïns de les Termes (Sabadell) – en 1980, en los propios locales de la asociación vecinal, a la que seguirá la de Barcelona en el año siguiente. Las ludotecas ahora, como centros de ocio, ofrecen entornos específicos para niños con discapacidades, son centros que aplican las nuevas tecnologías, que realizan programas de animación, incluso con juegos electrónicos, que generan “empleo cultural” y donde numerosos jóvenes participan activamente como voluntarios.

Son el espacio de participación ciudadana más entretenido, menos “rígido” – no son salas de lectura infantil, o no sólo eso – pero donde también existe la educación, el aprendizaje y la cultura.

Dos buenos enlaces sobre el tema:

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